El calor aprieta y una de las mejores formas para refrescarse es bañarse en un ibón, y el elegido hoy es de los que merecen sufrir la subida para contemplar el paisaje. Son un lujazo de vistas que nos transportan a una sensación de paz, tranquilidad y ni que decir cuando nos adentramos en el agua cristalina y fresquita. El Pirineo nos depara paisajes fantásticos y este ibón de la Escarpinosa (2020 m), rodeado de picos, como la Agulla de Perramó, Agulla de Ixeya y en lado por donde entramos el pico del Perdiguero ( 3.222 m).
Solamente entrar en el Valle de Estós, nos podemos volver locos fotografiando flores.
Restos del gran alud que habitualmente cae en invierno antes del dique.
Todavía con bastante grosor.
Perdiguero.
Subida completamente por sombra desde el desvío a Ibones de Batiselles.
Llegamas al Ibonet de Batiselles y lo bordeamos para ir al de la Escarpinosa
Ibonet a 1870 m
Lo dejamos atrás, nos queda ya poco para llegar.
Ruth nos abre camino. Y a viendo las Tucas de Ixeya y sus amigas.
Aguja de Perramó
Vemos subiendo el macizo de Maladetas.
Todavía  no se ha escondido la Luna.
Ver la cascada nos señala que hemos llegado.
Primera imagen al llegar a La Escarpinosa.
Ni que decir de como está el agua.
Con Perramó al fondo.
Desde el otro lado del ibón, las vistas son más abiertas.
En el ibón superior de la Escarpinosa.
Ibón de la Escarpinosa
La terraza perfecta.
Ibón superior.
El merecido baño
Volvemos a pasar por el Ibonet y nos bajamos a Benasque.

Tened en cuenta que la excursión es exigente por el desnivel, pero no por dificultad, eso sí, las piernas lo van a notar.

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