Otra tarde más salimos a pedalear después de la tormenta, el verano es así, al poco despeja y nos hace volvernos locos por deslizarnos entre hierba, barro, raíces y rocas, de ahí, la cantidad de golpes que me estoy llevando. Cada día aprendo más sobre colocación en la bicicleta y como afrontar líneas, eso sí, cuando fallas vas normalmente al suelo, esta vez le ha tocado a uno de mis dedos sufrir el percance, pero no ese que aprieta el freno. Mi acompañante es la persona que me aconseja, aunque soy bastante mal alumno.
Y hasta aquí todo, recuperando dedo, para la próxima salida.